Newz Beat: el hip-hop ugandés o la CNN del gueto

Parte del equipo del programa de radio Newz Beat.

Uganda: el país más joven del mundo, con un 78% de la población menor de 30 años. Entre ellos, ocho de cada diez están en paro. ¿Y si se utilizara el rap como elemento cohesionador? ¿y si la música fuera un recurso habitual y se interpelara directamente al espectador? “Y ¿por qué no?”, responden en un acto de fe los jóvenes raperos ugandeses presentadores de Newz Beat, el nuevo espacio informativo de los fines de semana en la televisión NTV.

Solo tienen cinco minutos de atril pero es más que suficiente para posicionar al hip-hop como “el mejor medio para hacer frente a las noticias sin restricciones, pero también sin problemas. Podemos mezclar la sátira, la ironía y, a veces, incluso un poco de sarcasmo envolviendo las noticias en un flujo moderno de palabras. Podemos tratar las noticias tristes con un poco de humor y podemos abordar ciertos temas con más facilidad que si se hubiera dictado en formato de noticias convencional”, explican. Y como declaración de intenciones nada mejor que acudir a las vacas sagradas del género: “Siempre tenemos presente la cita de Chuck D –rapero estadounidense y principal vocalista y letrista del grupo Public Enemy– quien solía decir que el hip-hop es la CNN del gueto. ¡Y de ahí es donde venimos: desde el estudio a la calle y de vuelta!”.

Un total de ocho miembros forman el equipo de Newz Beat entre el director, los productores de sonido y ejecutivo, el editor, el cámara y los tres presentadores procedentes de la escena musical y que ganan seguidores cada día: Kabuye Zoe alias MC Loy, la más joven del equipo; Bwogi Sharon como Lady Slyke y Daniel Kisekka como Survivor. Este triángulo que está replanteando la forma de presentar los informativos en Uganda ya han cumplido sus primeros diez programas.

Uno de los objetivos que tienen por bandera es el de acercar al espectador a las noticias con una voz diferente y utilizando un tipo de lenguaje más adecuado a los jóvenes como es el del hip-hop o el lugaflow (rap en el idioma luganda). El porqué de este foco quedaba reflejado en el Informe sobre el estado de la población de Uganda de 2013. El país tiene la población más joven del mundo, con más del 78% de su población por debajo de la edad de 30 años. Es decir, que cerca de ocho millones de jóvenes tienen edades comprendidas entre los 15 y los 30 años. Se trata, además de uno de los países con la tasa más alta de desempleo juvenil en el África al sur del Sáhara.

Por este motivo reivindican el hip-hop como canal de transmisión. “Son demasiadas las personas que sienten que no hay conexión entre ellos y las noticias, por eso, al presentar la información de una manera diferente, despiertan su atención y nosotros lo aprovechamos para exponer muchos temas importantes así como cuestiones de interés para nuestra sociedad. Además, al emitirse nuestro programa en el primer canal de Uganda (NTV), también estamos ayudando a hacer del hip-hop una forma más legítima de arte. Está provocando que artistas de la escena estén recibiendo ahora más respeto y consideración. Quizás pueda inspirar también a estos músicos a ser más conscientes con su mensaje en lugar de simplemente copiar las influencias exteriores”.

Otro de los objetivos que persiguen desde el programa Newz Beat es, quizás a pequeña escala, crear una nueva conciencia sobre el uso de la propia lengua de cada uno, al mismo tiempo que observar lo atrevido de hacer malabares con las palabras en formas inesperadas y dejando al margen la lengua colonial. “Aunque tenemos 52 idiomas en Uganda, el inglés es preferido como lengua vehicular a las lenguas indígenas. Sin embargo, el lugaflow sitúa al menos una lengua bajo el microscopio. Esperamos animar a otros a ser creativos en su lengua materna y no tanto con el inglés”.

Y de la idea a la práctica. Empezaron con tres episodios piloto para presentar a los diferentes canales de televisión hasta que finalmente el producto final ha quedado en cuatro programas cada fin de semana: dos veces el sábado y dos veces el domingo, tanto en Inglés como en luganda.

Parece que la época de tinieblas y anarquía durante la década de los setenta y principios de los ochenta bajo el dictador Idi Amín quedan muy lejos. Ni rastro de nostalgia. La transformación y liberalización vivida del sector de los medios de comunicación en Uganda comenzó a finales del 1980 tras la llegada al poder en 1986 del presidente Yoweri Museveni con su partido el Movimiento Nacional de Resistencia (NRM). Con Amín, se utilizaron los medios como una herramienta para la propaganda del gobierno. Ahora el colectivo Newz Beat busca conseguir un socio sólido que los pueda patrocinar en el futuro. “Aunque de momento, nos concentramos en la calidad y la coherencia”, sentencian.

El comodín del hip-hop como libertad de prensa

Hace un año, la policía nacional de Uganda tomaba las oficinas del Daily Mirror, el Red Pepper y dos estaciones de radio, Dembe FM y KFM, por haber publicado una carta filtrada en la que quedaba constancia de los planes del presidente Museveni: preparar a su hijo para la sucesión en las próximas elecciones en 2016. Además según el informe sobre la Libertad de prensa en Uganda en 2013 elaborado por la Red de Derechos Humanos para Periodistas de Uganda (HRNJ-Uganda), el año pasado se registraron un total de 124 ataques contra periodistas. Así, uno de los desafíos de Newz Beat es cómo afrontar las noticias delicadas. “Siempre tratamos de encontrar diferentes ángulos y tratamos de aportar un poco de perspectiva para el espectador en lugar de obstinarnos demasiado con los hechos”.

Uno de los ejemplos recientes ha sido la prohibición del uso de la minifalda por parte del Gobierno. “Realmente, con la noticia del uso o no de la minifalda, los medios de comunicación lo hicieron más grande de lo que realmente es. Nosotros casi lo convertimos más en una broma preguntándonos dónde encontraban el tiempo nuestros diputados para centrarse en estas cuestiones en lugar de focalizarse en los asuntos más urgentes, ¡que son muchos!. También subrayamos que la prohibición de la minifalda no da derecho al hombre a la violación y a contaminar nuestras hermanas y madres menores de cierta autoridad moral extraña. Necesitamos educación moral, no una autoridad moral”.

En esta tendencia desconcertante de loas a unos y correctivos a otros, el pasado febrero, el presidente Museveni firmaba una ley contra los homosexuales en la que dejaba explícito la prohibición de cualquier forma de relación sexual entre personas del mismo sexo así como la promoción o el reconocimiento de tales relaciones. Era la gota que faltaba. Desde Newz Beat señalaron que la influencia extranjera había puesto al presidente en un rincón y que el tema había girado de los derechos de los homosexuales a una cuestión de soberanía. “Primero trajeron la ley anti gay los británicos cuando llegaron a Uganda. Y ahora los americanos nos están diciendo que la quitemos. Sin embargo, ellos no procesan a los predicadores americanos que vienen aquí y defienden la pena de muerte para los homosexuales. No queremos hacer una división de la sociedad más grande, sino tratar de proporcionar un poco de sentido al debate y animar a la gente a pensar por sí misma y fuera de los márgenes establecidos”, matizan.

Al otro lado del continente las dinámicas son parecidas. En Senegal, una música eléctrica y punzante golpea al espectador cada semana: es el Journal Rappé. «Bienvenue, nous avons des nouvelles pour vous!«. Los raperos Xuman recitando en francésy Keyti en wolof informan a una mayoría del país, también joven, en su lenguaje musical y político: el hip-hop. Este año celebran ya su segunda temporada. Y desde Newz Beat le han seguido la pista a estas estrellas con perfil reivindicador y que se han metido a los jóvenes en el bolsillo. ¡Chapeau!

“Estos chicos son un gran ejemplo para nosotros. Leemos mucho acerca de su proceso de producción, comprobamos sus noticias en línea y esperamos establecer una relación con ellos. Realmente nos gustaría que noticias como ésta se extiendan y que otros países nos imiten. Esperamos que algún día conectemos a la comunidad hip-hop a nivel panafricano, compartamos nuestras inquietudes y nos inspiremos los unos de los otros”, apostillan los presentadores ugandeses.

 

 

An african city: sexo y glamour en la pantalla africana

Las cinco protagonistas de la serie An african city, de la directora Nicole Amarteifio.

Las cinco protagonistas de la serie An african city, de la directora Nicole Amarteifio.

*Artículo publicado originariamente en El País-Planeta Futuro el 4 de julio.

Tacones y vaqueros de pitillo. Blusa blanca florida. Labios rojos que son perfilados en un diminuto espejo de bolsillo. Se ve guapa y sonríe a la cámara. Son las 17.00h. de la tarde y en París el sol se amaga una y otra vez en el marco del segundo festival de cine nigeriano Nollywood Week París. Así se presenta Nicole Amarteifio, la creadora y directora del proyecto An african city, la serie de moda en el continente africano que está rompiendo esquemas y que transporta a los espectadores en un viaje de unos 14 minutos con cinco amigas cuyos perfiles profesionales son tan impresionantes como el vestuario fashion que utilizan.

Cansada de una visión homogénea y sumisa sobre las mujeres africanas Amarteifio se dispuso hace un año a mostrar una narrativa diferente. Cada semana los fans esperaban una nueva entrega sobre la vida de las cinco exitosas protagonistas que tras formarse en el extranjero deciden volver a sus raíces en la capital de Ghana, Accra. Desde el lanzamiento de la serie el pasado marzo en la red Youtube, el primer episodio ya tiene más de 190.000 visitas y ha cerrado la primera temporada de 10 capítulos con seguidores no solo en África, sino también en la diáspora de Europa y Estados Unidos. Un nuevo modelo se erige en las series digitales africanas con una temática hasta ahora muy poco explorada. Y así define la esencia de su proyecto: “La mujer africana no siempre tiene que ser la cara de una campaña de lucha contra la pobreza; más bien, ella puede ser la cara de todo lo bello, moderno y a la última”.

Nicole Amarteifio, la directora ghanesa y creadora de la serie de moda en África. Foto: Sebastián Ruiz

Nicole Amarteifio, la directora ghanesa y creadora de la serie de moda en África. Foto: Sebastián Ruiz

Amarteifio, licenciada en arte y en estudios africanos por la Universidad de Brandeis (Massachusetts) y con una maestría en comunicación corporativa y relaciones públicas por la Universidad de Georgetown (Washington), comenzó su carrera de comunicación en el campo del desarrollo trabajando en diferentes organizaciones internacionales como el Banco Mundial. Quizás esta etapa fue la que más le marcó a la hora de plantearse en rodar la serie An african city tal como ella lo explica. “Yo había estado trabajando durante muchos años en el desarrollo internacional y pensé que si decidía emprender un proyecto de este tipo podría ser una buena oportunidad para cambiar la imagen de la mujer africana”.

¿Y qué te impulsó a tirarte a la piscina? “Perseguir mi sueño de mostrar esa otra África a través de la imagen. No ha sido un viaje fácil porque empecé a escribir los guiones en el 2009 y en el momento del rodaje, en 2013, habían cambiado por completo”, sonríe. “Mi propia experiencia al volver a Ghana me hizo afinar la observación de la nueva realidad a la que estaba expuesta”.

La realidad de la vuelta a casa. En el primer capítulo se puede apreciar el conflicto de identidad que sufre una de las protagonistas al volver de los Estados Unidos al aeropuerto de Accra. Es la historia de los repatriados, de sus luchas internas y del proceso de adaptación a la vida en un país completamente diferente en el que fueron criados y al que estaban acostumbrados. ¿Qué tiene de autobiográfica la serie? “Sin lugar a dudas tiene una parte de reflejo de mi propia experiencia. Tengo mucho en común con las cinco protagonistas porque todas ellas son una pequeña parte de mí y de otros repatriados que conozco o que he conocido en estos últimos años. Es una historia de autodescubrimiento desde el punto de vista del inmigrante que vuelve a casa”.

Son muchos los que no pueden evitar hacer la comparación de su serie con la norteamericana protagonizada por Sarah Jessica Parker Sex and the City (Sexo en Nueva York) ¿Está de acuerdo? “¡Absolutamente! Es un honor que hagan este tipo de comparaciones aunque tengo que confesar que mis amigos cineastas me han advertido en contra de esto… Pero no me importa. Para mi, Sex and the City (SATC) fue una inspiración por la facilidad que tenían las mujeres de hablar tan abiertamente sobre el amor y la vida de una manera que nunca había visto antes. Sinceramente, creo que las mujeres en este continente tenemos que hablar más honestamente. De todas formas aunque An african city podría haber sido inspirada por SATC, mi serie web tiene que encontrar su propia voz, su propia identidad”.

Entonces Nicole, ¿por qué cree que las mujeres africanas necesitarían un Sexo en Nueva York? “Creo que el logro que hizo esta serie es dotar de confianza a la mujer americana y a mi me gustaría conseguir esto mismo para la mujer africana con An african city”.

Fiestas de lujo, vestuario de alta costura, una gran ciudad no apta para todos los públicos… ¿Cómo responde a la crítica de que la serie está retratando a una clase media africana privilegiada y que reproduce cánones occidentales? “¿Y por qué no? La representación de África en los medios tradicionales occidentales es la típica de la pobreza. ¿Qué ocurre? ¿No hay espacio para otra interpretación? ¿Por qué la mujer africana siempre tiene que ser sinónimo de pobreza, del SIDA y la salud materna? ¿Por qué no puede la mujer africana ser sinónimo de riqueza, de independencia y de glamour? Aunque tengo que reconocer que encajar las críticas es lo que más me está costando”.

¿Algún consejo para las mujeres africanas de la diáspora que piensan en volver al continente para perseguir sus aspiraciones profesionales? “En este sentido soy muy clara: simplemente les invito a que lo hagan. Que tomen el transporte y que sigan adelante. Es cierto que hay cientos de razones para no hacerlo de tipo social, político, económico o de seguridad. Yo misma cuando volví por primera vez a Ghana en 2005 no sabía cuál sería mi destino. Pero aquí estoy hoy en París. A veces el tener alguna familia en tu país o disponer de los ahorros necesarios pueden ser claves. Pero lo que tenía claro era que no quería ser como algunos familiares míos que querían volver pero que por las diferentes obligaciones no lo hicieron. Yo no quería esta vida para mi así que actué y a pesar de todos los desafíos y retos personales que me provocaba el volver a casa… Cogí el avión».

Nicole Amarteifio en un momento durante en la entrevista en París. Foto: Sebastián Ruiz.

Nicole Amarteifio en un momento durante en la entrevista en París. Foto: Sebastián Ruiz.

¿Se estaría idealizando al continente con tu serie? “Sí y no. Mi serie es una parte de la realidad actual de África. Todo es verdad. ¡Pero cuesta luchar con tantos inputs de imágenes negativas! Sin embargo, tenemos que ser excesivamente críticos con las políticas de algunos gobiernos, de algunas multinacionales… Así que creo que es una cuestión de equilibrio y que esta dinámica puede ser parte de la solución”.

Y para ello una de las herramientas fundamentales han sido las redes sociales ¿Por qué eligió YouTube? “Si hubiera esperado a que alguien se interesara por mi proyecto podrían haber pasado muchos años y no sé si hubiera aguantado. Así que la fórmula de YouTube me permitía seguir apostando por mi idea, por mi sueño, sin la necesidad de tener a una gran empresa respaldándome. De esta forma, hemos conseguido que las barreras geográficas se eliminen por completo. El objetivo era conseguir un número interesante de visitas del primer episodio para utilizarlo como herramienta en los foros adecuados de cineastas, guionistas, actores… Pero la gente comenzó a interesarse, a hablar de ella en las redes sociales y, sobre todo, a compartirla…”.

Con la mirada puesta en la segunda temporada… ¿Hay fechas? ¿Dónde te gustaría que llegase An african city? “De momento estamos trabajando sin fechas concretas. Sería maravilloso que mi serie llegase algún día a emitirse en la televisión o a proyectarse en la gran pantalla. Pero lo que más me gusta es que precisamente no importa en qué parte del mundo estés porque puedes entrar en el canal de YouTube y ver cada capítulo. He recibido correos de africanas desde Johannesburgo o Nairobi y hasta de la diáspora en Los Ángeles y Toronto. Esto es lo más importante para mi: que las mujeres africanas de todo el mundo tengan siempre acceso a la serie y que el resto cambie su imagen sobre nosotras”.

La revolución de las plumas

El Correo de Andalucía, mi escuela, continúa en huelga

Negociamos poco. Los escasos centímetros de mi vida laboral no me permitían aires de grandeza. El trato era hacerle el amor a la profesión durante nueve meses como becario en un espacio de aire que presumía de ser el decano de la prensa en Sevilla. Uno, que todavía no tenía claro ni el concepto de los signos ortográficos ni los géneros periodísticos, parpadeaba ante una constelación ubicada en el paralelo Américo Vespucio. Iba a ser mi escuela. Mi casa. Aunque el olor a fusta revenida, ventiladores de rejillas y humo de cigarro no fuera como en el cine.

En duermevelas, tardas un rato en aprender que los tiempos en una redacción se miden por llamadas de teléfono, teletipos de última hora y correcciones de los jefes de sección. Era mi temida frase de Carlota: “Dale otra vueltecita”. Era cuando uno cuestionaba aquello de García Márquez del mejor oficio del mundo. –Lo será para ti, pensaba–. Y era cuando admirabas la santa paciencia de tus compañeros que querían llevarte de la mano en esta etapa: cuando Iria encontraba un paréntesis hecho playa para explicarte el enfoque más acertado de la noticia; cuando Felipe sacaba algún dato milagroso que te daría el indulto para irte de noche a casa –¡y por qué no a las 18.00h. de la tarde y sí a las 21.30h.!–; cuando Manolo, Pepe y Carmen te hacían la Carrera Oficial durante todo el año a base de golpe de teclado; cuando Juan me explicaba economía entre cafeses; cuando compartía ídolos y sueños africanos con Rengel viajando con libreta y boli por el mundo; cuando Alejandro se fumaba los libros en la escalera de la entrada entre párrafo y titular; cuando Diego me abría su despacho para escuchar el inventario de ideas descabelladas de aprendiz. Gracias.

Esa esencia que insuflé y me hizo crecer, me ha hecho comprender cuánto amaban también ellos a esta musa que hoy en formación de defensa grita. Que ha destapado a todos los amantes de la ciudad para agarrar bien fuerte el timón. No deja de ser una realidad que El Correo de Andalucía alberga la casa y el escritorio de cada uno de los que hemos pasado por allí. Y se me (nos) van los adjetivos para hacerle cosquillas y martillear al poder que está manipulando la enjundia de esta encrucijada. Ánimo compañeros, lo conseguiréis.

La revolución de plumas que está teniendo lugar es una enseñanza para todos los periodistas y para todos los ciudadanos. Un do de pecho en la libertad y el ejercicio del periodismo. Por esta razón, y tantas otras, tienen que seguir amaneciendo portadas de El Correo de Andalucía: para que los jóvenes becarios aprendan de esta escuela; para que la memoria de la ciudad continúe holgada y abierta; para que las historias que quedan por escribirse lo hagan con el mejor barniz, el de la rigurosidad y la profesionalidad; para que el titular nos despierte de madrugada para decirnos que la redacción en armas, venció.

Publicado en El Correo de Andalucía.

En Kenia, la revolución sí será televisada

SocialMedia

La carrera es de fondo si volvemos la vista atrás, cuando en la década de 1960 la industria cinematográfica de Kenia se enfrentaba a numerosos retos y presiones tanto internas como externas. Y la historia se repetía: mientras que presupuestos desorbitados de películas de renombres internacionales utilizaban recursos y decorados del país, (Las Minas del Rey Salomón (1951), con Stewart Granger y Deborah Kerr, Las Nieves del Kilimanjaro (1952), basada en la novela de Ernest Hemingway e interpretada por Gregory Peck y Ava Gardner, Mogambo (1953), protagonizada por tres mitos del cine Clark Gable, Grace Kelly y Ava Gardner, o Memorias de África (1985), protagonizada por Robert Redford y Meryl Streep), los productores locales a penas podían rascar parte de un pastel en el que ellos eran moldes de unos marcos con acentos extranjeros.

Como afirmaba recientemente el ministro de Información y Comunicación de Kenia, Bitange Ndemo, “apenas hemos utilizado el talento y el contenido que tenemos localmente para hacer crecer esta industria. Por eso es necesario que haya un cambio de enfoque, para que crezcamos con los estándares internacionales». Aunque la realidad apunta a que el coma inducido es agua pasada. En el último lustro un número importante de profesionales del país han decidido enfrentarse en términos audiovisuales, a sus colegas de Lagos y Abuja, donde se encuentra el buque insignia nigeriano: Nollywood. ¿La fórmula de éxito?: una serie de producciones de televisión que acercan al público keniata la vida, artes y costumbres que ocurren en el interior de sus fronteras.

KFC “La industria cinematográfica local ha estado en una tendencia a la baja desde hace mucho tiempo”, subraya el estudio encargado por la Comisión de Cine de Kenia. “Sin embargo, recientemente los programas de producción local han comenzado a disfrutar de un gran número de seguidores tanto a nivel local como internacional”.

Según la encuesta sobre la “Contribución económica del cine y la televisión en Kenia”, hay un cambio evidente en los programas de televisión transmitidos por las estaciones de los medios de comunicación locales y canales de pago, como DStv. Esto ha puesto de manifiesto el contenido local en el mercado internacional y ha estimulado la producción local. Algunos de los últimos éxitos locales han sido Lost, de Bobby Bresson, La raza, de Mburu Kimani, El estigma, de Sheila Mulinya o Ras Star  de Wanuri Kahiu y Anna Marano.

Buenos indicadores para comenzar a hacer frente al desafío planteado por las telenovelas mexicanas en los televisores keniatas, un producto que se adquiere a un coste reducido, unos 100$ por episodio. En el ejemplo contrario se encuentra Nigeria, donde el gobierno legisló en defensa de los productores nacionales y cedió las franjas horarias de más audiencias para contenidos locales.

 

¿Mejora de la calidad o miramientos con la economía del bolsillo?

El Gobierno keniata hace unos meses permitía que, en la línea europea, fueran las entidades privadas (léase el mercado) quienes determinasen las cuotas de tiempo para el contenido local e internacional, pero con unos mínimos a cumplir. Así que ¿regulación o desregulación? La sempiterna cuestión la hacía suya el director ejecutivo de la Comisión de Cine de Kenia, Peter Mutie, y respondía que, de momento, el requisito del 40% de contenido nacional para las emisoras locales es suficiente. Por ahora.

 

Imagen de un grupo de keniatas viendo la televisión. Fuente: EFE

Imagen de un grupo de keniatas viendo la televisión. Fuente: EFE

 

El estudio sobre el impacto económico de las televisiones en Kenia apunta que algunas jurisdicciones gubernamentales locales, tienen unos elevados costes para permitir filmar escenas de películas y los cineastas se ven obligados a pagar sumas cantidades por cada día de rodaje. En Malindi, la factura asciende a 100.000$ por día y localización y, en Nairobi, el Ayuntamiento ha aumentado recientemente el cargo a 50.000$. ¿Se presenta como una válvula de escape, pues, realizar contenidos para la televisión, más económicos, y con un mercado en ebullición?

La industria de Nollywood (Nigeria) con una media de 50 largometrajes a la semana, la segunda del mundo más prolífera después de Bollywood (India) según un artículo publicado en The Economist, elabora un gran porcentaje de películas para el consumo doméstico y no para las salas de cine. Una de las razones que podrían explicar por qué las películas del oeste continúan inundando el mercado keniano en contraposición a las producciones locales.

Como se desprende del estudio de la Comisión de Cine de Kenia parece que, de momento, en la calle hay una percepción de que las películas de producción local padecen el mal de la inferioridad en comparación con las de otros países. A pesar de que en el presupuesto estatal del año 2009/2010, el gobierno anunció incentivos fiscales con objeto de estimular el crecimiento de la industria cinematográfica, los programas, series y reportajes realizados para la televisión son los nuevos casos de éxito. 

 

Programas entretenidos, dinero asegurado: Dorothy Ghettuba

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Dorothy Ghettuba nació en Kenia y con 18 años emigró junto a su familia a Canadá. Las andanzas hasta convertirse en una de las productoras más influyentes del Este africano son variopintas pero las ideas las tenías claras: crear contenido hecho por africanos que hablasen de los africanos. En 2008, fundó junto a Loyce Kareri, Spielworks Media que desde entonces se ha destacado por la creación, desarrollo y producción de programas de televisión y otros contenidos digitales entre los que se encuentran 3 series de ficción, un reality show, documentales y contenido web digital actualmente disponible para los consumidores del este de África.

Bajo el lema “Hacemos contenidos de calidad”, Dorothy explicaba en una entrevista reciente que tras observar que el público demandaba más contenido en swahili y no tantos dramas ingleses decidió apostar por la televisión en Kenia. “En primer lugar, los kenianos no ven los canales, sino que miran los programas. Escucho a la gente comparar nuestra industria con los sudafricanos y nigerianos, pero no deberían hacerlo, somos una industria joven”.

Esta visionaria keniata basa su energía en fomentar la colaboración entre Kenia y otras industrias de entretenimiento en países como Sudáfrica, Jamaica o Canadá. Su objetivo es crear una plataforma para el intercambio de ideas y conocimientos, así como para proporcionar oportunidades para los artistas, escritores, editores, directores y creadores con experiencia que se encuentran trabajando en otras partes del mundo.

Publicado en Wiriko

Una progresión natural: el crecimiento chino en el sector audiovisual africano

Plató de Noticias de Africa presentado por Beatrice Marshall

Imagen del plató de ‘Noticias de África’ presentado por la periodista keniata Beatrice Marshall.

La llegada de China al sector de los medios de comunicación africano era una cuestión de tiempo. Y en concreto, al sector audiovisual. El pasado 11 de enero se cumplía un año de la creación del canal CCTV-África, una televisión de patrimonio chino que se ha instalado en el centro de la capital de Kenia. En un momento en que muchas empresas de medios occidentales están luchando por sobrevivir, el gigante de la televisión china estatal CCTV cuenta con los medios para financiar sus proyectos en el continente.

Desde Occidente, la privación de vida al continente negro con simplificaciones reduccionistas de una África y no de ‘unas Áfricas’ no ha hecho sino apuntalar un criterio eurocéntrico en la clasificación y jerarquización de las relaciones internacionales basado en la explotación del mundo por parte de un reducido grupo de actores. Sin embargo, en 2010, cuando se cumplieron sesenta años de las relaciones de China con África, estos patrones externos teledirigidos parecen tambalearse ante un actor que lejos de ser nuevo en el contexto africano, sí plantea la renovación de los viejos esquemas que no han dado los resultados esperados.

Sede en Naironi de CCTV-Africa

Sede en Nairobi de CCTV-Africa

La CCTV-Africa se presenta como un centro de producción de noticias con sede en Nairobi y  se centra en noticias, debates y documentales. Según el embajador chino en Kenia, Liu Guangyuan, y el vicepresidente de CCTV, «CCTV-Africa provee una plataforma para que su audiencia china entienda mejor a África y para que la China real pueda ser presentada a África, y la verdadera África pueda ser presentada al mundo”, sentenció Guangyuan[1]. Con cerca de 100 profesionales trabajando, de los que un 60% son kenianos, cuenta con una red de 14 bases para reporteros que operan a lo largo del continente africano.

El por qué, para qué, cómo y desde cuándo son algunos de los interrogantes que los distintos analistas han intentado responder a través de estudios de campo, comparaciones, estadísticas o entrevistas a los agentes implicados. Sin embargo, estas incertidumbres provocan una división ideológica caracterizada fundamentalmente por dos motivos: en primer lugar, las respuestas sobre la implicación del gigante asiático en África son variadas por lo que su explicación no puede ser unívoca; en segundo lugar, la información que se tiene es divergente, confusa y, en ocasiones, errónea. Quizás, por ello, el gobierno chino decidiera apostar hace un año por implementar una nueva vía en su política exterior: una televisión que aportara una visión diferente tanto de su presencia como de sus acciones desarrolladas en África.

El conjunto de China más África representa una culminación del proceso de globalización actual en el que dos zonas geográficamente opuestas y alejadas crean unos lazos políticos, económicos y diplomáticos que provocan el entusiasmo en el Sur o la histeria en el Norte. Ahora, con la iniciativa más asentada de la CCTV-Africa, el debate se hace nuevamente arisco y espigado. La CNN, la BBC o el New York Times se han hecho eco de este nuevo medio; este último, concretamente, publicaba el 15 de abril de 2012 un artículo alertando del riesgo sobre la libertad de prensa que corrían los periodistas africanos. Pero, ¿hasta qué punto es cierto?

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Según se lee en la página del CCTV Africa: «Hemos abierto esta oficina con el fin de ser capaces de decir la verdadera historia de África, la verdadera historia de China y la verdadera historia de las relaciones sino-africanas para romper con la tendencia en la que África se presenta a menudo en los medios internacionales, es decir, el continente de las calamidades eternas».

En este sentido, CCTV Africa sería parte de una estrategia más amplia para combatir lo que se podría considerar como una relación negativa entre China y África de cara a la sociedad internacional –léase las viejas metrópolis-. Indiscutiblemente la aparición de este canal en el África anglófona tiene un impacto positivo sobre la imagen del gigante asiático, pero no eliminará la animadversión de ciertas empresas locales africanas que han sufrido el desplazamiento o la quiebra debido a la competencia de precios de las empresas chinas.

La arquitectura mediática orquestada por el mainstream occidental es a la que China quiere hacer frente desde el terreno. Tres ejemplos reforzarían este objetivo. El primero es que entre 2004 y 2011, más de 200 oficiales de prensa de gobiernos africanos recibieron formación financiada por el Partido Comunista Chino[2]. El segundo es la imagen desequilibrada que dan los medios analizada por la académica Emma Mawdsley y publicado en la revista Geografía Política nº27 de 2008. Y el tercero sería el último informe de la Universidad de Renmin y la fundación Fronteras 21 sobre «La imagen global de China en los medios». Los resultados de esta investigación reflejan que de 100 portadas de periódicos analizadas (Times, Der Spiegel o New York Times, entre otros) más del 60% retrataba a China como «una amenaza» y «no abiertos al diálogo».

De momento la CCTV-Africa refleja en su página web la siguiente programación. Entren, vean, reflexionen y opinen sobre esta nueva realidad.

África en directo (Africa live): Redirige la página al servidor inglés y presenta la interfaz con un repositorio del informativo diario que se emite. Además destacan una serie de reportajes de temática diversa que son seleccionados por la propia cadena.

Hablar de África (Talk Africa): Es un programa semanal de una duración de 30 minutos donde se abordan temas de actualidad en el continente. Según se explica en la propia página web, este espacio busca cambiar la percepción negativa de África.

Caras de África (Faces of Africa): Reportajes sobre temáticas diversas de corte social: música, danza o narrativa son algunas de las propuestas que han lanzado desde enero de 2012.

Kenia glamurosa (Glamorous Kenia): Muestra una cara comercial y turística de Kenia.

 

Publicado en Wiriko

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Breve cronología de la internacionalización de la CCTV

  • El 15 de septiembre de 2000 CCTV lanza una programación 24 horas en inglés[3].
  • El 1 de enero de 2004, la CCTV empezó a transmitir su programación en español en el ámbito internacional. El 1 de octubre de 2007, para satisfacer la demanda de los televidentes hispanohablantes, CCTV decidió lanzar un canal independiente con una programación íntegramente en español emitida las 24 horas del día, con el logo de CCTV-E[4].
  • El 2 de septiembre de 2008, la nueva sede de CCTV se inauguró con motivo del 50 aniversario.
  • En julio de 2009 amplió su cobertura con un canal internacional en lengua árabe[5]
  • El 11 de enero de 2012 abría su sede en la capital de Kenia, Nairobi, para informar en lengua inglesa en toda el África subsahariana[6].

Nace Wiriko, primera web especializada en artes y culturas africanas

La Asociación cultural Wiriko ve la luz con el primer portal en castellano, especializado en la difusión de la actualidad musical, artes escénicas y visuales, cine y literatura que se origina tanto en el continente africano como en sus diásporas. Leer más

En mi casa jugamos así

Las estructuras del sistema capitalista se esfuerzan en mitigar la visibilidad de un encuentro que cumple su XVI edición y que se mantiene fiel al lema de su fundación: otro mundo es posible, pero si se cambian las reglas de juego. Leer más

Festivales de cine africanos

A continuación podéis acceder a los principales festivales y muestras sobre cine africano que hay en la actualidad. Leer más

Revistas con contenido sobre África

Ofrecemos algunos enlaces de revistas especializadas en el continente o con contenido sobre África. Leer más

Centros africanistas

Os dejamos una pequeña lista de Centros africanistas que podéis encontar en España o en el resto del mundo. Esta enumeración pretende servir como punto de partida para investigadores o interesados en África. Leer más