Malawi: la esperanza sale a flote

Han pasado seis meses de aquella fatídica noche. De correr con lo poco que tienes y lo poco que dan de sí dos brazos en momentos como ese. De la noche más larga. Del pánico que se adueñaba de la oscuridad. De no mirar atrás. De pensar en ese “y si hubiera…”. Del agua hasta la cintura. De naufragar en el desconsuelo. De no saber dónde pisar cuando todo, allá abajo, en el barro, se tambalea.

En el campamento II, ubicado en Nsanje, no existe hora de la comida. El humo del agua que bulle es constante. Arroz, maíz y, con suerte, alguna verdura. Así llevan seis meses. / Foto: Sebastián Ruiz.

En el campamento II, ubicado en Nsanje, no existe hora de la comida. El humo del agua que bulle es constante. Arroz, maíz y, con suerte, alguna verdura. Así llevan seis meses. / Foto: Sebastián Ruiz.

El sur de Malawi se está secando. Y lo hace lentamente al mismo tiempo que la población que se vio afectada (unas 230.000 personas) por una de las inundaciones más desastrosas de cuantas recuerdan los viejos de la zona. Las últimas cifras aportadas porUnicef (mayo del 2015) provocan silencio: todavía hay un total de 15 distritos afectados; 145.000 personas siguen desplazadas temporalmente; 106 fallecidos; 64.000 hectáreas de tierra anegada, inservible; 620 casos de cólera de los que murieron 10 personas.

“Me acuerdo perfectamente. Fue la noche del 4 de enero. Llovía fuertemente desde hacía horas y el sonido de la lluvia se mezcló con una especie de ola que avanzaba. ¿Y qué haces en ese momento? No puedes pensar. Tienes que actuar. Cogí a mis dos hijos pequeños, cada uno con un brazo, y salimos corriendo mi mujer y yo. El agua estaba dentro de la casa a la altura de las ventanas”. Quien habla es Maxwell Miteyingánga, uno de los afectados por las inundaciones que lo ha perdido todo. Ahora se encuentra como líder organizativo en uno de los campos de desplazados que el Gobierno con la ayuda de Cruz Roja, World Vision y Unicef, han instalado en esta región.

Como es domingo, el campamento II permanece con poca actividad. La gran mayoría se encuentra en la Iglesia de Nsanje celebrando una semana más de incertidumbre. Teresa y Benedetta se encargan de cocinar para sus vecinas en la tienda improvisada en la que conviven con otras ocho mujeres y 17 niñas. Juliana descansa sobre el único mango que se encuentra en el campamento tras recoger una hierba silvestre; normalmente no comería esta planta, pero cualquier vegetal puede hacer las funciones de alimento, de paliativo del hambre. Albert esquiva el sol, bajo el toldo de su tienda. Es un lugar fresco, con una energía particular: es el único inquilino de todo el campamento (5.000 personas) que tiene una radio. Suena música clásica. Y él sonríe mientras saluda con un gesto simpático.

Pero la desolación ha perdido la mitad de sus letras. Desde finales de diciembre hasta mediados de enero de 2015, las fuertes lluvias provocaron las peores inundaciones en la historia reciente de Malawi. Como era de esperar, las tierras bajas de las regiones del sur y del este fueron las más afectadas. Algunos distritos, como Chikwawa y Nsanje, propensos a las inundaciones, se vieron desbordados por la magnitud de agua que cayó sin parar durante cuatro días consecutivos.

La respuesta del gobierno fue rápida y el presidente del país, Peter Mutharika, declaró lo sucedido como un desastre nacional. La medida permitió la movilización precoz de los recursos, con los equipos de rescate y suministros de socorro enviados a las zonas afectadas. La respuesta de las ONG tanto locales como internacionales también, fue decisiva y rápida.

La frontera con Mozambique está señalada en un viejo cartel de color verde oxidado a tan solo 20 kilómetros. Llegar en transporte público a una de las zonas más afectadas por las inundaciones es una tragedia visual. Esta región de Malawi queda lejos del eco del turismo de mochila que se baña en las aguas cristalinas de uno de los lagos de agua dulce más espectaculares del continente, el lago Malawi. Aquí, la desazón campa en los márgenes de las carreteras que continúan con la basura acumulada. El agua no es bien recibida.

Pero la actividad tiene que seguir. Los más pequeños corretean salpicando y sorteando lagunas llenas de verdina donde algunos patos han encontrado un nuevo ecosistema. Los sacos de arroz se apilan en columnas de a cuatro cortejando a una población que después de estos meses comienza con un retorno a la nada. La ropa se seca colgada sobre las ramas de algunos arbustos al mismo tiempo que las paredes de las pocas construcciones que han quedado en pie. “Lo único que me queda es la familia. Tenemos que vivir de la caridad del gobierno, de las ONG. ¿Sabes lo que es no tener nada? ¡Cuánta desesperación y cuánto abandono!”, se lamenta Georgina, mozambiqueña de origen, aunque con 30 años en el país, sentada en una esterilla made in China.

Gideon Madera, que trabaja para la Organización Internacional para las Migraciones en Malawi (OIM) explica que a pesar de las dificultades a las que se enfrentan los desplazados en los campos provistos, «muchos están optando por regresar a sus lugares de origen para comenzar a reconstruir sus vidas». «Desde el gobierno se está tratando de garantizar que la integración, el retorno, la reubicación o el reasentamiento de los desplazados sea de forma respetuosa y protegiendo sus derechos”, asegura en una llamada telefónica.

Acicalarse o no, suele estar reñido con el estado de ánimo. Aquí, en Nsanje, la vida continúa al ritmo de trenzas renovadas./ Foto: Sebastián Ruiz.

Acicalarse o no, suele estar reñido con el estado de ánimo. Aquí, en Nsanje, la vida continúa al ritmo de trenzas renovadas./ Foto: Sebastián Ruiz.

Los recursos económicos proporcionados por el gobierno no son suficientes, pero tampoco los humanos. “Los especialistas que puedan tratar a la población para resolver el colapso mental provocado por la pérdida de todos sus bienes y el empobrecimiento derivado son escasos. Yo estoy como voluntario este fin de semana y, ya ves. Después de tantos meses de sufrimiento, ¿ves a alguno más por la zona?”, explica indignado Joseph Ndiagara, médico psicólogo que trabaja en Blantyre, la segunda ciudad más importante del país, después de Lilongüe, la capital de Malawi, y a un par de horas de distancia.

La misa ha llegado a su ecuador (llevan tres horas) y Mariama ha salido a tomar el aire. Los techos de lata de la iglesia improvisada elevan la temperatura. Se abanica con un trozo de cartón en el que se puede leer “coffee from Mzuzu”, la región cafetalera por excelencia en el país. “Dios nos proveerá… Aunque está vez nos ha puesto la situación muy difícil. Me quedé viuda en las inundaciones. Un cocodrilo mató a mi marido y a mi única niña. Pero todo saldrá bien a partir de ahora. Dios nos salvará”. La mirada la tiene perdida. No la esperanza. La crecida de los ríos de la región sur arrastró con ella a decenas de cocodrilos que se llevaron por delante al menos a 10 personas en el distrito de Nsanje.

Seguridad alimentaria: el talón de Aquiles

Las inundaciones ocurridas en enero llamaron la atención de los medios de comunicación nacionales e internacionales. Era la noticia. Ya hace meses que los focos se han retirado. Pero el desastre de las inundaciones se dejará sentir mucho después de que se haya secado todo.

Malawi se enfrentará a una escasez de alimentos importante este año. Las inundaciones arrasaron aproximadamente 64.000 hectáreas de cultivos por lo que el Programa Mundial de Alimentosya ha alertado de la frágil situación económica a la que se enfrenta el país, que depende de la agricultura y el tabaco para el 90% de sus ingresos por las exportaciones. El gobierno, junto con el Fondo Monetario Internacional (FMI), habían proyectado un crecimiento del PIB del 6,2% para 2015 basados en cálculos aproximativos con la premisa de “una buena temporada agrícola”. La realidad se ha desmarcado de esas proyecciones. Es más, el 24 de marzo, el FMI aprobaba un crédito de casi 16 millones de euros para hacer frente a la catástrofe.

La inseguridad alimentaria en las zonas afectadas y en los campamentos se sumará a la de los refugiados que desde 1990, se siguen trasladando al campo de refugiados Dzaleka. Mientras, muy cerca del campamento II, algunos intentan reconstruir la vida a base de ladrillos, adobe y esperanza. La unidad es la esencia. “Los vecinos nos intentamos ayudar. Comenzar de cero cuando la base es cero es parte del aprendizaje. Todos sabemos que vendrán tiempos mejores. Y así será. Saldremos a flote”. Contundente, cigarrillo en mano, sentencia Berto mientras pone otra capa de argamasa en su futura casa.

La resistencia del Nilo Azul gana en Toronto

Fotograma de la película "Beats of the Antonov", del director sudanés Hajooj Kuka.

Fotograma de la película «Beats of the Antonov», del director sudanés Hajooj Kuka.

Vivir en un estado aparentemente perpetuo de guerra civil. Y entre vida y vida, la música como instrumento para hablar con el alma, alterar el estado de ánimo y encapsular el tiempo opresor. Para los agricultores y pastores sudaneses, y los rebeldes que residen en las regiones del Nilo Azul y las Montañas Nuba, la música significa mucho más. Sirve como un símbolo de su patrimonio y como una herramienta para mantener a las personas despiertas el tiempo suficiente, como atalayas vigías, para detectar a los bombarderos Antonov de fabricación rusa que descienden sobre ellos día y noche. Esta es la historia del documental Beats of the Antonov, del director Hajooj Kuka, que ha sido recientemente premiado por el público en la 39ª edición del Festival Internacional de Cine de Toronto (TIFF), como el mejor documental.

Beats of the Antonov se construye de forma elegante hilando con suma delicadeza un mensaje político y de esperanza por la paz que sucumbe bajo la música y las risas de los primeros minutos. El trabajo de Kuka bebe de fuentes casi antropológicas para mostrar el día a día de las personas que esquivan la codicia de las bombas que caen del cielo. La irracionalidad de la situación y el horror con el que el director interpela al espectador hace que la propia butaca se quede sin aliento. Y el directo, sin trucos, el documental de cámara al hombro, muestra cómo los habitantes de estas tierras se ponen a cubierto en unas zanjas medio improvisadas. Ansiedad. Falta lenguaje. Pero la cantidad de dolor o sufrimiento por estos proyectiles cobardes queda aparcada cuando estas personas salen de los refugios con una sonrisa: la suerte de no haber sido afectados. Esta vez.

Es entonces, cuando suena la música de la rababa (un instrumento de cuerda casero). La escena es irrepetible para la pupila de un espectador normalmente ataviado de seguridad, ya que el desconcierto por el estruendo del estallido segundos antes, se difumina con la algarabía de cantos y bailes que durarán todo el día y toda la noche… Hasta el siguiente Antonov cargado de muerte. El trabajo de Kuka, producido por el reconocido sudafricano Steven Markovitz, reseña la capacidad de resistencia, la cultura, y la fuerza de estos habitantes de las montañas en Sudán, pero sobre todo, su lucha por mantener la identidad: sus raíces africanas frente a un gobierno que los está empujando a adoptar un estilo de vida más arabizado.

Kuka representa exquisitamente en su ópera prima las numerosas ramificaciones que plantea el conflicto como: el racismo por el color oscuro de la piel en comparación con la mayoría de egipcios y libios; o la importancia de poder hablar la lengua árabe en Sudán para tener más posibilidades de obtener una educación decente y ascender en la sociedad. Un racismo creciente que provoca marginación hacia los sudaneses no árabes.

Entre las duras imágenes de la guerra y la pobreza, el joven director sudanés encuentra inspiración en la música, considerada como una droga que evade y que quita el dolor de la vida por unos momentos. Y es a través de los ritmos infecciosos de instrumentos como la rababa que el pueblo se une. Sin embargo, lejos de ser un documental victimista, Kuka ofrece espacios para la reflexión y la esperanza como son las entrevistas con los campesinos, intelectuales o músicos locales que se niegan a renunciar a la paz. Así que la música y la danza, que han sido una parte tradicional de sus vidas, ahora adquiere un nuevo significado de desafío.

Quizás, como punto disonante, sea interesante mencionar la falta de crítica histórica del director sobre el porqué de la situación actual así como la necesidad de citar a algunos de sus culpables. La propia organización Amnistía Internacional denunciaba en 2011, a escasas semanas de la formación del nuevo estado de Sudán del Sur, que “China, Rusia y Estados Unidos son algunos de los Estados que han suministrado armas o adiestramiento militar a las Fuerzas Armadas de Sudán, así como al Ejército de Liberación Popular de Sudán”. Pero el mérito de Kuba es otro. Su documental se ha ganado al público de Toronto mostrando la resistencia del Nilo Azul.

 

 

Toronto (TIFF), una historia de cines africanos

TIFF-log

Aquí, en la Península, el eco de las noticias sobre los festivales de cine se concentra en el tridente Berlinale, Venecia y Cannes. Desde el otro lado del charco, Sundance (cuna del cine independiente) y la gala de los Oscar mueven a profanos del séptimo arte a mirar los ranking, nominados y, también, los últimos gritos en la moda de la esfera cultural. Pero septiembre deja huella en otro encuentro anual, quizás el festival más importante en el conjunto de América del Norte e igualado en importancia con Cannes: el Festival Internacional de Cine de Toronto (TIFF), en Canadá. Este año del 4 hasta el 14 septiembre.

Esta cita es considerada como una de las paradas serias antes de los Oscar y puede proporcionar algunas pistas de por dónde irán los tiros en los premios que cada febrero otorga la academia norteamericana. Pero además es el único festival (teniendo en cuenta el peso e importancia) donde no hay ni jurado ni reglas de competencia y donde los premios los decide la audiencia, más allá de los galardones especiales otorgados por la crítica o las diferentes organizaciones que se dan cinta en el TIFF. Así que desde 1976, Toronto sigue presumiendo del lema del que hicieron gala sus fundadores William Marshall, Henk van der Kolk y Dusty Cohl, “un festival de festivales”.

El programa de este año tiene una clara presencia de cines africanos así que os dejamos la lista para que le sigáis de cerca la pista a estos realizadores.. En primer lugar, tres de los títulos favoritos de este 2014: Timbuktu, del mauritano Abderrahmane Sissako (Sección Master). Esta película fue presentada en Cannes 2014 como la única película africana en competición y recibió la distinción del Premio del Jurado Ecuménico y el Premio François Chalais. La película también ha sido presentada en el Festival de Cine de Sydney en 2014. Timbuktu es una ficción basada en hechos reales para la cual Sissako se inspiró en la pequeña ciudad de Aguelhok, en Malí, en julio de 2012, donde una pareja de unos treinta años fue apedreada en público por haber tenido hijos fuera del matrimonio. Las otras películas con opciones son Run, del franco-marfileño Philippe Lacôte (sección Discovery) y el documental Examen d’état, del congolés Dieudo Hamadi (sección TIFF Docs) que fue premiada en el Festival Cinéma du Réel de Paris 2014 con los premios de la Scam y de los editores.

En la sección cortometrajes encontramos The Goat, del sudafricano John Trengove (Programa Internacional de Cortometrajes 5), presentada en la sección Generation de la Berlinale 2014 y Chop My Money, un viaje por la República Democrática del Congo (RDC) dirigido por el cineasta estadounidense Theo Anthony (Programa Internacional de Cortometrajes 1). Especial atención mostraremos a la reacción del público con las cuatro películas de la colección Stories Of Our Lives, sobre la represión de la homosexualidad en Kenia, producidas por el sudafricano Steven Markovitz (sección Discovery). Del mismo modo, el documental Beats of the Antonov del reportero de guerra sudanés Hajooj Kuka, y también producido por Steven Markovitz, presentarán al país en el escenario internacional de una forma poco habitual: sones de guerra y día a día mezclado con la cultura local.

Finalmente se podrán visionar placeres como los largometrajes Impunity, del sudafricano Jioyi Mistri (sección Contemporary World Cinema), The Narrow Frame of Midnight, de la marroquí-iraquí Tala Hadid y la película senegalesa Une simple parole de las hermanas Khady and Mariama Sylla. Lamentablemente esta fue la última película de Khady Sylla que murió en octubre 2013 (sección Wavelengths). Antes de su fallecimiento, Lhady dirigió Une fenêtre ouverte, en 2005, y Colobane Express, en 2006.

Framed, otras gafas con las que mirar a África

Una imagen de la película

Una imagen de la película que muestra un libro de viajes donde una modelo es fotografiada en una comunidad de masais en Kenia.

Si se trata del espectáculo de ver como los escombros, la pobreza, las guerras y la salvedad de las enfermedades presentan al continente africano, tanto en Wiriko, como desde otros colectivos que trabajan por desestereotipar estos discursos en español (Afribuku, África no es un país, el Centre d’Estudis Africans de Barcelona o el Festival de Cine Africano de Córdoba) estamos vacunados. Pero el estado de alerta está presente. Siempre y sin remedio. Y más cuando desde hace unos meses las noticias que llegan desde los medios de comunicación tienen como máximo denominador palabras como ébola, prevenir, misioneros, aislar, refugiados, inmigración o pateras. Algunas son clásicas. Otras irrumpen con fuerza para desestabilizar cualquier intento de mostrar, también, la otra cara de los países africanos que pocas veces se muestra. Y claro, la pregunta (una de tantas) podría ser: ¿cuánto cuesta mediatizar el dolor? ¿Cuál es el precio de mostrar con un gran angular la miseria de la indefensión?

Quizás la respuesta, y sirva como un “noejemplo”, la tengan en Mediaset que desde ayer emite en Telecinco un reconocido programa de “asuntos varios” por la mañana (llamados magacines matinales) y que presenta Ana Rosa Quintana desde un barrio en Gaza. La brusquedad del espectáculo de ver que mientras las ruinas ceden pequeñas grietas de esperanza renovada a los gazatíes que reconstruyen la nada, se intercala con asuntos de prensa rosa es indescriptible. La banalización de la vida y la muerte de la cordura podría ser el título del programa.

En la imagen, Boniface Mwagui, periodista y activista keniano fundador de PAWA254.

En la imagen, Boniface Mwagui, periodista y activista keniano fundador de PAWA254.

Es algo parecido a lo que desde hace un siglo nos tiene acostumbrados la industria de Hollywood cuando enseña su visión sobre África, a la literatura de aventuras que ha buceado en la abundancia de las imperfecciones y clichés al describir culturas y países africanos o a ciertas campañas publicitarias de instituciones y fundaciones de renombre internacional que siguen mostrando una imagen muy determinada del continente. Sólo por recordar: 54 países, unos 1.000 millones de personas, más de 30 millones de kilómetros cuadrados, más de 2.000 lenguas… Pero nuestro contenedor de conceptos, que acrecientan el miedo cuando hablamos de África, se sigue reconociendo en la información que consumimos.

Siguen siendo necesarias narraciones que nos permitan acercarnos a lo que pasa en tantas escuelas africanas, a sus bodas, a sus programas de televisión, a sus parodias políticas, a sus bromas e ironías, a los cotilleos de alcoba familiares, a sus sueños. Después tendríamos que dejar que fluyeran las (estas) imágenes. Y quizás la venta del sufrimiento para su consumo quedaría aparcada con el letrero: fin de existencias.

Desde el continente, precisamente, llega el documental Framed, dirigido por la directora Cassandra Herman y el antropólogo sudafricano Kathryn Mathers, que explora las imágenes y los mitos que provocan que África sea vendida como víctima. Framed pretende mostrar las representaciones populares de África y los africanos que se tienen en Occidente (especialmente en EE.UU.) a través de tres protagonistas: el periodista y activista keniano Boniface Mwangi, fundador de PAWA254; el escritor y también keniano Binyavanga Wainaina; y el educador sudafricano Zine Magubane. Reconociendo que la gente quiere “hacer el bien en África”, el documental plantea preguntas acerca de los privilegios, el poder y la mala representación que surge de la relación de ayuda.

Framed es una historia visual que intenta deconstruir el concepto de África como un lugar de necesidad y de esperanza. Un trabajo que les ha llevado a sus directores 10 años de investigación. Pero es complicado de pensar. ¿Cómo cambiar estas imágenes? Imágenes que a veces tienen más poder y autoridad que los popios protagonistas. Un encuentro entre África y Occidente que cuestiona y nos hace reflexionar sobre conceptos como «salvar» y «salvados». Porque ¿quién es realmente el que se beneficia de nuestra «caridad» en África? ¿Es el africano que aparece en la última campaña solidaria pidiendo comida? O, ¿es el occidental valiente que en la parte superior de un camión ayuda a bajar sacos de arroz mientras recibe aplausos de la comunidad internacional? Las respuestas no son nunca dicotómicas por lo que el debate quedará servido. Próximamente en las pantallas… Y dará que hablar.

Tierra, agua y digital: la revolución del FESPACO

Siege_FESPACO_Ouaga

¿Dónde has dicho que queda exactamente esa ciudad de nombre imprescindible para un trabalenguas castizo? ¿Comida de tierra, de oasis secos, de turbantes color añil? ¿Pero es que allí hacen cine? Todas tus preguntas se resumen en Uagadugú. ¿Uagaduqué? Que sí. Tú, sigue leyendo. Es la capital de Burkina Faso y por agregaduría del cine africano desde el año 1969. Allí se celebra cada dos años el Festival panafricano de cine y televisión, más conocido como FESPACO, que reúne a directores, actores, promotores, distribuidores y amantes del séptimo arte para presenciar la cita más importante de estas características que tiene lugar en África y para desestereotipar todo cuanto tiene que ver con las culturas africanas. Pasen y vean.

Aunque quizás el año 1969 quede subrayado por la llegada del hombre a la luna, por el festival hippie de Woodstock aderezado con sicodelia, mucho love y cannabis, o por la conexión Madrid-París en 13 horas con el TALGO, sea como sea, ya se saben las fechas para la 24 edición del FESPACO 2015: del 27 de febrero al 8 de marzo. Y las novedades que cambiarán por completo el panorama. ¿Nuevos tiempos para los cines africanos?

Al finalizar la 23ª edición en febrero de 2013 y con la todavía resaca de los premios de la academia norteamericana (Los Oscars), el propio delegado del FESPACO, Michel Ouedraogo, anunciaba que la competición por el premio Etalon de Yennengase abriría a películas digitales y que ya no estaría limitado a trabajos rodados en 35mm. “Debemos adaptarnos a las tecnologías de nuestro tiempo de las que se han apropiado un gran número de cineastas africanos”, explicaba.Pero además, para la próxima edición en 2015 se introducirá la opción de que películas de la diáspora africana puedan competir por el preciado premio.

fespaco

La apertura del prestigioso galardón africano a trabajos realizados con cámaras digitales se esperaba desde hacía varios años. Una realidad, más que una necesidad. Los costes de producción y posproducción se han abaratado con la posibilidad de establecer pequeños laboratorios “caseros” que otorgan unos resultados cinematográficos de primer orden. Además, la influencia de las antiguas metrópolis en el control del proceso de montaje era prácticamente absoluto, por lo que desde hace una década aproximadamente, la posibilidad de hacer cine se ha democratizado. Y ejemplos son la reconocida industria nigeriana (Nollywood), la ugandesa (Ugawood) o la que se está estableciendo en la costa este africana (Swahiliwood).

Pero las salas de cines en África están, cuando no vacías, en proceso de demolición o sucumbidas a los súper poderes del negocio infalible de palomitas-refresco-película de acción/comedia realizada en Hollywood. Porque sí. El proceso de globalización cultural es una realidad y el control de unos pocos sobre el tridente producción-distribución-exhibición ha traspasado unas fronteras porosas como son las de las audiencias y los gustos. La simultaneidad de las masas asusta. Aturde. Así que el FESPACO del próximo año hará gala del eslogan capitalista de renovarse o morir. O sucumbir que es parecido. Siempre quedará el cine de autor de los padres de las cinematografías africanas o de los directores que son agasajados en Cannes, la Berlinale o Sundance. ¿Pero qué ocurre con el público de casa?

espore-voyage

Uno de los incentivos para participar en la 24ª edición del FESPACO será el incremento de la cuantía por ganar el Etalon de Yennenga que ha pasado de 10 millones a 20 millones de CFA (unos 30.400€). “Un reconocimiento que no es generosidad.Se trata principalmente del apoyo otorgado por el Gobierno de Burkina Faso al trabajo de los diseñadores africanos participantes en FESPACO”, explica en la web oficial del festival Ouedraogo.

Más apoyo a los realizadores locales, más políticas de protección a las películas nacionales para poder ser proyectadas a sus audiencias locales, más inversión en escuelas de formación. Temáticas que continúan en el candelero de los profesionales africanos que se dedican a la industria cinematográfica. Un sector que mueve mucho dinero además de crear puestos de trabajo. Quizás, la decisión del digital en el FESPACO 2015 haga abrir los ojos a otros gobiernos del continente.

*Artículo publicado en colaboración con el blog VOCES

 

La brecha del genocidio: una década del festival de cine de Ruanda

Fotograma de la película 'Kinyarwanda' dirijida por Alrick Brown.

Fotograma de la película ‘Kinyarwanda’ dirijida por Alrick Brown.

Con un sobrecogedor silencio se recuerda en muchas partes de Ruanda el final del desgarro de vida que asoló al país en 1994. Entonces se recriminaba la no acción de una comunidad internacional que debatía sobre el propio concepto de unidad para frenar la ola de odio y que se terminó ahogando antes de llegar a la praxis. 800.000 almas perecieron. Pero, una vez más, hubo que mirar al sur para aprender, o mejor, para recordar. Más allá del Tribunal Penal Internacional para Ruanda, que tiene su base en Arusha (Tanzania), las cortes populares distribuidas en los pueblos han logrado progresivamente pronunciarse sobre un millón y medio de casos: juzgar al prójimo y perdonar… Así, esta lección de humanidad y solidaridad (léase memoria histórica), a veces impuesta, cumplía 20 años hace unas semanas.

Hoy, Ruanda tiene 11 millones de habitantes, con un índice de pobreza que ha bajado un 25% y con objetivo a largo plazo de convertirse en 2020 en un país de ingresos medios pasando de una economía esencialmente agrícola a una de servicios. También tiene sombras. Sí. Pero ha conseguido que su industria cinematográfica o Hillywood y, en especial el Festival de Cine de Ruanda (RFF) que se está celebrando en estos días (12-18 de julio), no solo se haya consolidado como el más importante evento cultural del país, sino también como uno de los más prestigiosos festivales de África. La tradición continúa este año con la décima edición de RFF formado por un equipo de 15 personas. Siete días donde un total de 62 películas (23 de ficción, 13 documentales y 26 cortometrajes) deleitarán a los ruandeses. Con estas palabras lo describe el director ruandés Eric Kabera: “El desarrollo del Festival de Cine de Ruanda y la industria del cine está creciendo a un ritmo muy rápido. Nuestro décimo aniversario marca una década de este desarrollo”.

logo_Rwanda_FilmFest_RFFKabera asegura que los jóvenes son el futuro: “Nuestro festival de cine Hillywood ha impactado a muchos de nuestros jóvenes cineastas locales y a la comunidad por tener la confianza de la capacidad de compartir la historia de Ruanda a nivel local como internacional. Con ello, Ruanda está ahora definiéndose a sí misma, a su propia identidad, su historia y su perspectiva de futuro. Y el cine ha jugado un papel importante en todo esto”, explica el director en una entrevista a Wiriko. En este sentido, por el premio Silverback de este año competirán seis cortometrajes nacionales que serán seleccionados por Guido Huysman (director del Afrika Filmfestival), Vanessa dos Santos y Gatete Thierry: Akaliza Keza, Crossing Lines, Impano Izira, The Invincible, Kanyambo y Mageraere.

El lema de este año es “Reflexión” coincidiendo con festividades redondas como el 20 aniversario de la conmemoración del genocidio o los 10 años del nacimiento de este festival, motivo por el cual, las películas seleccionadas para este año representan una variedad de estilos cinematográficos y contextos culturales enmarcados en tres secciones. La primera de ellas es la “Retrospectiva sobre Ruanda”, una reflexión sobre cómo el pasado continúa afectándonos hoy en día. La segunda sección de la programación es “Reflexión sobre las Culturas del Mundo”, en la que queda de manifiesto las alianzas que el festival ha establecido con otros países. De hecho, el país invitado de este año es China, una expresión cultural que cierra la cuadratura del círculo con los acuerdos estratégicos que ha firmado en los últimos años Ruanda con el gigante asiático. En este sentido, cobra relevancia el espacio a la última película del realizador Wong Karwai, El Gran Maestro (2013), que abrió la edición de 2013 de la Berlinale. La última de las secciones se titula “Reflexión sobre los jóvenes en movimiento”.

american

Fotograma de la película china (país invitado del RFF) «American Dreams in China», dirigida por Peter Chan.

Pero quizás uno de los platos fuertes del festival sea el cine itinerante por las colinas ruandesas. La sección en su mayoría cuenta con talentos locales: el 90 por ciento de todas las películas que se exhiben se hacen en la lengua kinyarwanda, lo que permite llegar a los ruandeses en todas partes y con la garantía de el mensaje es claro. Según afirman los propios organizadores “Cada día de Hillywood es artística y moralmente gratificante. La mayoría de los que disfrutan de nuestras proyecciones al aire libre nunca han visto una película hecha en kinyarwanda por cineastas y actores locales de Ruanda”. Como sentencia Kabera: “El cine es una herramienta muy fuerte de desarrollo y también de mecanismo de consolidación de la paz, para Ruanda y esto es tan importante como cualquier otro elemento de nuestro desarrollo humano”.

La película de apertura del festival fue la dirigida por el ruandés y reconocido cineasta Eric Kabera, Intore (2014). Un trabajo que narra la historia del genocidio de 1994 contra los tutsis y la recuperación lenta que sufrió el país. A través de la música del país, la danza y entrevistas sinceras, Kabera teje una narración de un triunfo notable. La película incluye entrevistas con los mejores bailarines y músicos de Ruanda, incluyendo al cantante Cornelius Nyungura, conocido por su nombre artístico Corneille, que no ha regresado al país desde el genocidio. Para este viernes 18, la película que cerrará esta décima edición del RFF será Mandela: Long Walk to Freedom (2013), dirigida por Justin Chadwick. La película cuenta con el papel de Idris Elba (12 años de esclavitud, Half of a yellow sun) como Mandela. La particularidad es que coincidirá con la fecha del aniversario del recién desaparecido líder sudafricano.

Más información aquí.

Herramientas para el éxito de directores de Nollywood

Foto: Sebastián Ruiz/Wiriko

Nadia Denton, especialista en el desarrollo de audiencias. Foto: Sebastián Ruiz/Wiriko

“La parafernalia de hoteles y ruedas de prensa para medios que son afines, si pagas publicidad, no es necesaria. Por eso tenemos bajos presupuestos en Nollywood”. Rotundo y sin apartar la vista de los diferentes responsables de las plataformas de vídeo bajo demanda, respondía el director y escritor nigeriano Mahmood Ali-Balogun. La jornada de profesionales de la segunda Nollywood Week prometía por la variedad de propuestas que traían los organizadores a pesar del retraso de casi una hora y media. Hoy el centro de París amanecía colapsado por la ceremonia de conmemoración de los 70 años del desembarco de Normandía con visita de Putin y Obama, entre otros, incluída. Así que el desayuno con sabor africano amenizado por las delicatesen del resaturante African Kitchen se eternizaba en la cafetería del cine Arlequín con apuntes de historia.

Este año el foco se ha centrado en tres diferentes áreas: producción, distribución y financiación en la era digital. Y el hielo lo rompía Nadia Denton, especialista en el desarrollo de las diferentes audiencias, desgranando el contenido de su próximo libro que verá la luz después del verano y que se titulará algo así como “Guía de éxito para directores nigerianos”. La autora también de The black british filmmaker’s guide to success: finance, market and distribute your work, reconocía que “la fórmula del cine de autor muy al gusto de los festivales y los cinéfilos, no termina de encajar en la cultura nigeriana por lo que el modelo de Nollywood debe ser otro”. Más en la línea hollywodiense, se entiende…

NWP15

Imagen durante las jornadas profesionales. Foto: Sebastián Ruiz/Wiriko

Sin embargo, el esencialismo cultural tiene barreras que la propia creatividad desborda cada día. Todo esto sumado a un esquema de guión apuntalado bajo el símbolo del dólar que no deja de adulterar la capacidad de los públicos. Por eso Godard sonrojaba a las escuelas de guión al plantear una narrativa que interpelara al espectador sin tregua para la adivinanza. El senegalés Mambéty ya lo hizo también al amagar en alguna esquina de Dakar el consabido esquema presentación-nudo-desenlace…

La compañía Angénieux presentó su nueva lente híper-luminosa, híper-ligera e híper adaptable a cualquier dispositivo de vídeo y foto. Las empresas que trabajan en la espiral de crear nuevas herramientas para los que hacen cine saben que lo digital es la solución a los quebraderos de bolsillo de los productores. Pero claro, la lente es también híper-cara y no apta para todos los públicos. El precio de salida, según los requisitos del comprador, comienza en 18.000€, prácticamente el presupuesto de una película realizada en Nollywood.

NWP14

Imagen durante las jornadas profesionales. Foto: Sebastián Ruiz/Wiriko

Otra de las novedades que se han presentado hoy ha sido Melusyn: una nueva plataforma para compartir y sincronizar los equipos de producción para optimizar un buen plan de rodaje. Pero el pilar del encuentro llegaría a continuación. Se hablaba de dinero bajo el modelo del low-cost, de cómo canalizar sinergias en el sector audivisual herido tras la crisis económica y sistémica mundial, y de los desafíos en el sistema de Nollywood.

La crispación y el buenentendimiento del respetable prendió cuando alguien del público preguntó: ¿Y qué pasa con los derechos de los directores? Hoy era el día para el banquillo de unos y el púlpito de otros. La distribución de los trabajos realizados por directores africanos ha variado en la forma: antes todo el proceso de edición, posproducción, distribución y exhibición se centralizaba en las antiguas metrópolis (también en EE.UU. y Canadá), y ahora el proceso queda en casa. La localización ha cambiado pero el capital circula en manos de unos pocos; ahora con otro color de piel. Por eso que de cierta forma se le recriminaba a iROKO y a la directora de la plataforma de vídeo bajo demanda Nollywoodtv.fr, presente en la sala, que estuvieran teniendo tanto éxito pero que éste no fuera equitativo con los creadores.

De hecho, esta plataforma además de consolidarse como espacio de encuentro virtual para la diáspora nigeriana de Francia se afianza también en Costa de Marfil y Camerún. Los márgenes de beneficio son meridianamente claros e invitan a la reflexión: en el caso del contrato con la plataforma Nollywoodtv.fr los directores ceden todos los derechos de las películas durante 5 años por unos 10.000€. Y el apunte inteligente de Enrico Chiesa, responsable del portal Africafilms.tv, matizaba: los contratos son explícitos y no hay duda para la queja. Aunque las condiciones, evidentemente, podrían ser otras.

 

Espaldarazo de Nollywood en París: contra la sinrazón

Foto: Sebastián Ruiz / Wiriko

Foto: Sebastián Ruiz / Wiriko

La política no solo se encuentra en las instituciones sino también en la cultura, en el cine. Por eso la importancia de la noticia de la celebración del segundo festival de Nollywood en la ciudad de la luz que comienza hoy hasta el domingo 8. Para los no iniciados en sermones sobre el séptimo arte, el término Nollywood hace referencia a la industria cinematográfica nigeriana, la segunda del mundo en volumen de producción, por detrás de la India (Bollywood). Pero antes, un vistazo al contexto francés en materia política para entender el espaldarazo que supone esta Nollywood Week Paris al mundo africano, y por extensión, a todos los inmigrantes que residen en el país galo.

A golpe de mordisco en las almas cansadas del proletariado francés, las elecciones europeas del 25 de mayo escribieron sin pasamontañas ni censura previa, una alerta terrible: el partido Frente Nacional (FN), de Marine Le Pen, se convertía hace dos semanas en la primera fuerza política de Francia por primera vez en la historia. Y un gran porcentaje procedía de las bases obreras. Básicamente la santa trinidad del FN, y no precisamente con pilares católicos, reza sobre un renovado discurso patriota, xenófobo y populista. Tanto es así que en plena campaña europea Jean-Marie Le Pen, padre de Marine y reelegido como eurodiputado afirmó: “El señor Ébola podría arreglar el problema demográfico de África”. Y la puntilla: la Comisión Nacional Consultiva de Derechos Humanos (CNCDH) publicaba el pasado abril un documento referente al 2013 en el que se subrayaba el aumento preocupante del sentimiento anti-inmigración en la sociedad francesa. “El 9% de los franceses se declararía más bien racista y, el 26%, un poco racista. En total un 35%, que supone un 6% más que en el 2012.

Foto: Sebastián Ruiz / Wiriko

Foto: Sebastián Ruiz / Wiriko

Con este estribillo sociopolítico, hay que agradecer el empeño de Serge Noukoue, director ejecutivo de la Nollywood Week Paris, de continuar con esta ventana a Nigeria, a la actual potencia económica de África, y a otra forma de interpretar los cánones del entretenimiento desde lo digital. No son pocos los debates que se sucederán en los pasillos del Cine Arlequín con críticos, promotores, distribuidores, directores y actores sobre el papel de este cine que surgió como respuesta a la escasa producción nacional de películas durante la década de finales de los ochenta y los noventa. De ser un país prácticamente huérfano de imágenes y colonizado por cine de acción (made in EE.UU. y China) y musical (made in India), la respuesta ha sido la implantación de un modelo que crea escuela en países vecinos y en la diáspora.

En unos minutos subirá el telón esta aduana sin fronteras hacia la otra África que camuflan y vilipendian sectores radicales como los del partido Frente Nacional. Para la ocasión, la película elegida para el pistoletazo de salida será la comedia romántica Being Mrs Elliott, el primer largometraje de Omoni Oboli, que como ocurriera el año pasado con Phone Swap, de Kunle Afolayan, asegurará la risa y la ironía desde las calles de Lago.

Tetaro L'Arlequin, sede de la segunda edición del noLLYWOOD wEEK paRIS. Foto: Sebastián Ruiz / Wiriko

Tetaro L’Arlequin, sede de la segunda edición del noLLYWOOD wEEK paRIS. Foto: Sebastián Ruiz / Wiriko

Mañana viernes por la mañana, el cine se transformará en una improvisada aula de expertos en el que se debatirán entre otras cuestiones el estado del sector cinematográfico en Nigeria. Por la tarde varias citas con la gran pantalla: la laureada comedia de tintes ácidos y seleccionada en festivales internacionales, como el African Film de Nueva York, Confusion Na Wa, de Kenneth Gyang; Flower Girl de Michelle Bello; The meeting, de Mildred Okwo, y Misfit, de Daniel Emeke Oriahi. El sábado, será sin duda el gran día. A mediodía Journey to Self de Tope Oshin-Ogun y por la tarde, la gran esperada: Half of a Yellow Sun, basada en la novela del mismo nombre escrita por Chimamanda Ngozi Adichie, y dirigida por Biyi Bandele. El domingo será día de intercambio de tarjetas, opiniones, balances y de esperar al premio del público. Y también de reclamar un paisaje mejor en la Francia que fue adalid de la Igualdad. El cine, de la mano de Nollywood, cual primavera que surge de un resquicio…

Mientras tanto, y desde las bambalinas, Wiriko os informará de todos los entresijos de esta segunda Nollywood Week Paris.

 

París se prepara para su segunda semana de Nollywood

París se rindió al primer festival de Nollywood en Europa que tuvo lugar el año pasado. Cine made in Nigeria que, tras 20 años en un anonimato intencionado por los circuitos internacionales de distribución de cine, es considerada como la segunda industria cinematográfica más importante del mundo a nivel de producción.Y este año vuelve la Nollywood Week París (del 5 al 8 de junio) con una selección de seis películas que tendrán como principal objetivo hacer repensar el cine que se realiza en este país de casi 170 millones de personas. El año pasado la selección fue muy contemporánea con películas de la década de los 2000 y para este año se vuelve a repetir la tónica con títulos que serán pre estrenados por primera vez en Francia como Mother of George, pre estreno mundial como Being Mrs Elliott, o películas que han sido seleccionadas en el Festival de Cine Africano de Nueva York (AFF) para este 2014 como Confusion Na Wa. El listón del 2013 se quedó en cerca de 1.500 personas que visitaron la sede del festival en París durante 4 días y disfrutaron de una selección de películas en la que se impuso la comedia romántica Phone Swap, de Kunle Afolayan. Hoy arrancamos el primero de una serie de artículos dedicados a este festival del que Wiriko es medio oficial. Y qué mejor que entrevistar a su creador y director ejecutivo, Serge Noukoue, para explicar los entresijos de esta segunda edición.

Serge, director ejecutivo de la Nollywood Week París.

Serge Noukoue, director ejecutivo de la Nollywood Week París.

¿Crees que el festival abrió una nueva ventana en París? ¿En Europa?

Por supuesto. París y los parisinos no eran tan conscientes de las implicaciones de Nollywood como lo son hoy. No hay duda sobre eso. Y ahora es cuando comienza el verdadero trabajo. París ha sido introducido en Nollywood, pero no debemos detenernos ahí. Queremos lograr más. Queremos sinergias que sucedan entre Nollywood y el cine francés. Más colaboraciones… Y queremos que las películas de Nollywood se vuelvan ampliamente accesibles en el mercado francés y europeo.

¿Cuál fue la crítica en la cuna del cine europeo?

La mayoría de personas se vieron sorprendidos por la calidad y la diversidad de las películas en nuestra selección. Era diferente de la imagen que tenían de Nollywood.

¿Piensas que la diáspora nigeriana en París se siente identificada con este festival?

La diáspora nigeriana en París es bastante pequeña en número. Creo que están felices de tener la oportunidad de ver las películas que mostramos en nuestro festival, pero no son los únicos. La gente de otros países también vinieron con entusiasmo al festival… Los blancos, los negros. Nuestro objetivo es acercar este cine a cualquiera que sea curioso y le encante el séptimo arte.

¿Cuál será la difusión en París? ¿Y en Nigeria?

Si usted se refiere a la atención de los medios nos pondremos en Francia y Nigeria, sólo puedo decir que está creciendo . Tenemos algunos de los principales canales de televisión, estaciones de radio, sitios web y blogs que cubrirán el evento. Es un buen reflejo del creciente interés para Nigeria y Nollywood; en particular en Francia.

¿Cuántas personas forman el equipo de la Nollywood Week 2014?

Somos unas 10 personas pero 3 de los que trabajamos podenos decir que lo hacemos de una forma más permanente.

¿Cuáles son los apoyos económicos con los que cuenta el festival: embajadas, empresas, particulares?

Es una mezcla. Todos ellos aparecen en nuestra web pero nuestro principal socio es Total, una empresa francesa que está muy presente en Nigeria. Su apoyo ha sido de gran ayuda por eso estamos muy agradecidos a ellos ya todos nuestros socios, ya que sin ellos no seríamos capaces de producir este festival.

Nollywood, la segunda industria más importante del mundo.

Nollywood, la segunda industria más importante del mundo.

¿Qué novedades presenta este año el festival?

Bueno, esta vez estamos presentando 8 películas, de las cuales 6 competirán por el premio al mejor largometraje. La película Being Mrs Elliott abrirá el festival y lo clausurará Mother of George, ambas fuera de concurso. La película de apertura, dirigida por la famosa actriz Omoni Oboli, no se ha mostrado en ningún otro sitio, es un estreno mundial y estamos muy contentos de ser los primeros en proyectarla. Ya sabes… Si quieres ser parte de las pocas personas que se llega a ver, ¡tienes que venir a la Nollywood Week de París!

¿Qué actividades paralelas habrá durante el festival?

Como de costumbre, la música también jugará un papel importante. También en el salón Lagos, todo el mundo podrá disfrutar de una selección de alimentos nigerianos. También habrá una pequeña tienda donde se podrán adquirir DVDs, libros, camisetas y otros artículos.

Seis películas muy actuales (todas del 2013) se presentarán en París pasando por casi todos los géneros del cine: thriller, política, guerra, comedia, romántica… ¿Crees que esta selección ayudará a cambiar los estereotipos que se suelen tener sobre el cine de Nollywood?

Eso es sin duda nuestro objetivo. Presentar un conjunto diverso de películas nigerianas para que los espectadores puedan entender mejor este fenómeno que llamamos Nollywood.

¿Consideras Half of a yellow sun cine de Nollywood?

Consideramos que es una película nigeriana. Dirigida por un nigeriano y co-producido por Nigeria. Eso hace que sea elegible para nuestro festival.

¿Cuándo una Nollywood week en otro país de Europa? ¿Cuándo en España?

De hecho, hemos recibido algunas peticiones y esperamos poder traer la semana de Nollywood a otros lugares pronto. Os mantendremos informados. Pero sí… ¡Definitivamente, nos encantaría venir a España!

 

Milán, pantalla global del sur durante una semana

Cartel de la 24ª edición del festival italiano.

Cartel de la 24ª edición del festival italiano.

Cuando se celebran 24 años de un festival independiente en los tiempos que corren, deberíamos plantearnos el “sí se puede” en mayúsculas. Entre las razones fundamentales se encuentra el esfuerzo agotador de cuatro mujeres que han hecho de Milán una de las citas obligadas del mes de mayo en cuanto a cinematografías periféricas se refiere. Este año continúan en la dirección general del Festival de cine Africano, de Asia y de América Latina, Rosella Scandella y Gabriella Rigamonti guiadas por la sapientia de Annamaria Gallone y de la reconocida crítica e historiadora de las cinematografías africanas Alessandra Speciale. Hoy se inaugura hasta el 12 de mayo un ciclo de cine que recorre las últimas novedades de la gran pantalla en estos tres continentes, a menudo, películas que no tendrán la suerte de pasar a los circuitos convencionales de distribución.

El festival organizado y promovido por la ONG Centro Orientamento Educativo, con más de 50 años de historia, abre en Milán una nueva ventana a la cultura con películas, reuniones, eventos y oportunidades para profundizar en el arte y la cultura de los países de África, Asia y América Latina. Pasamos revista a los títulos del África al sur del Sahara que se podrán visionar.

En la categóría Windows on the World con un premio de 10.000€, se encuentra Des étoiles, la obra de la franco senegalesa Dyana Gaye. La película narra la historia de una separación familiar senegalesa entre las ciudades de Turín, Nueva York y Dakar. El destino de Sophie, Abdoulaye y Thierno se entrecruzarán en el exilio mostrando, a través de las historias de estos personajes, la realidad y las esperanzas de los movimientos contemporáneos de la migración.

La otra película africana que compite en esta categoría es Una memoria Inconsolable (2014), un documental del sudafricano Aryan Kaganof. El guión retrata mediante un trabajo de hemeroteca intenso, a la primera compañía de ópera de Sudáfrica compuesta por artistas negros: EOAN. Kaganof cuenta una historia de resistencia mezclando entrevistas y el uso de forma experimental del material de archivo. ¿Qué significa ser un artista negro durante el apartheid? ¿Qué opciones tuvieron? Los recuerdos de los miembros de la compañía reconstruyen en este documental la verdad oculta detrás de la historia: la aceptación del «estigma» de tener otro color de piel y el perjuicio de la política de segregación del sistema racista con el fin de mantener la empresa viva.

Fotograma de la película an inconsolabe memory.

Fotograma de la película ‘An inconsolabe memory’ de Aryan Kaganof.

En la sección al Mejor cortometraje de ficción o documental africano diez piezas compitirán por un premio de 2.000€ patrocinado por la compañia Vodafone. Dos filmes de Egipto, uno de Túnez y otro de Marruecos abren el elenco en el norte de África. El resto os los presentamos aquí:

Afronauts (2014)

La película de la ghanesa Frances Bodomo tendrá todas las miradas del jurado después de los últimos reconocimientos de la crítica en Sundance o la Berlinale. Basada en una historia real aunque omitida por los libros de historia: el intento loco de la Academia Espacial de Zambia dirigida por el profesor Edward Makuka Nkoloso durante la década de los sesenta por adelantarse en la carrera espacial a EE.UU. y Rusia. Los tripulantes: una niña y dos gatos. El desenlace: de momento, os dejamos el trailer…

Homecoming (2013)

Realizador keniano Jim Chuchu.

Realizador keniano Jim Chuchu.

La obra de Jim Chuchu, keniano nacido en Nairobi donde vive y trabaja, presenta una «ventana trasera de África». Con su pequeña cámara, Max espía a su vecina Alina en situaciones extremas a caballo entre la imaginación y la realidad o la ficción y la ciencia ficción. Chuchu es un artista visual y es co-fundador y director creativo de NEST, una plataforma dedicada a las artes multidisciplinarias en la capital keniana. Además, es miembro del famoso grupo musical Just a Band y realizador de los recientes vídeos al escritor Binyavanga Wainaina en el que se confesaba públicamente homosexual. Homecoming marca su debut como director y forma equipo junto a otros realizadores del proyecto African Metropolis, en el que seis ciudades africanas quedan retratadas en seis cortometrajes.

Gangster Backstage (2013)

El director Teboho Edkins nació en Estados Unidos en 1980 y creció en Sudáfrica y en Alemania. Hizo su debut en 2004 con el cortometraje En buenas condiciones, y en 2005 comenzó a trabajar en el proyecto Gangster Backstage en el narra las diferentes historias de jóvenes delicuentes en las calles de Ciudad del Cabo. Los diálogos personales tienen un grado altísimo de intensidad y sinceridad acerca de un mundo que deja al público sin habla.

 

Twaaga (2013)

Cédric Ido se puede decir que es parisino de nacimiento aunque hasta su adolescencia estuvo con su familia en Burkina Faso. Su primer cortometraje Hasaki Ya Suda fue seleccionado por diferentes festivales internacionales y ganó el premio al mejor cortometraje en el FESPACO de 2011, el Festival Panafricano de Ouagadougou. En esta casión presenta Twaaga, un cortometraje ambientado en la capital de Burkina, Ouagadougou en 1987. Manu, de ocho años, es un fanático de los cómics, en especial de Ruckus, su héroe favorito. Esos fueron los años en que el joven presidente de Burkina Faso, Thomas Sankara, presentaba credenciales revolucionarias contra la política y la economía del imperialismo occidental. Cuando su hermano mayor, Albert, va a un médico tradicional para convertirse en invencible, Manu comienza a preguntarse si realmente existen superpotencias en la vida real…

Una hoja en el viento (2013)

El último trabajo de Jean-Marie Teno se vuelve a centrar en el documental. Este camerunés y figura imprescindible de los cines africanos por derecho propio, encuentra el hilo conductor con la hija de Ernest Ouandie, un activista político de Camerún que luchó durante la década de 1950 y 60 por la independencia de su país y que fue asesinado en 1971 por las autoridades camerunesas. Este es el comienzo de un viaje al pasado donde el drama político se entrelaza con lo personal en la reconstrucción de la historia dolorosa de Ernestine que nunca conoció a su padre. Las consecuencias psicológicas de colonialismo puede ser mucho más peligroso que los económicos.

Dos películas más serán presentadas en esta 24ª edición del Festival de cine Africano, de Asia y de América Latina. En la sección Eventos Especiales «FLASH», dedicada a películas recientes de directores que han recibido premios en los festivales internacionales más importantes se proyectará Nelson Mandela: the Myth and Me (2014) del sudafricano Khalo Matabane. Y en la sección Todo el mundo ríe, la película africana elegida ha sido Aya de Yopougon de la marfileña Marguerite Abouet, una película de animación derivada de la famosa tira cómica escrita por Abouet y dibujada por su marido francés, Clemente Oubrerie. Ambientada en la Costa de Marfil de finales de la década de 1970.